LAS HADAS

Cada vez que identifico conexiones entre aquello que se crea en nuestra tierra y lo universal, lo atemporal, se dibuja una sonrisa en mi rostro. Pienso en esa idea que una vez imaginaron Díaz Pardo y Seoane desde la América. Una idea que estuvo cerca de convertirse en la Bauhaus gallega y que se rozó con los dedos a través del museo Maside y el Laboratorio de formas. Hoy en día encuentro en muchos creadores gallegos ese espíritu y me hace sentir que quizá no todo está perdido.

Los espacios comerciales son al mismo tiempo espacios de propuesta. No suelen ser espacios hechos para permanecer y gracias a esto permiten un cierto acercamiento a propuestas de carácter más conceptual.

Cuando descubrí el proyecto de cenlitrosmetrocadrado para la inmobiliaria AFFIX llegué fácilmente a conectarla con otras propuestas arquitectónicas cercanas al modernismo más extremo. Lo extremo siempre implica un deseo por ampliar las fronteras de lo establecido e intentar alcanzar nuevos horizontes. Y qué hay más fronterizo que nuestra cultura atlántica.

Por muy anecdótico que pueda resultar un espacio de atención comercial, nuestra perspectiva cambia si lo acercamos a otros espacios de sobra emparentados con lo utópico. Las Hadas conecta con la propuesta fronteriza de Mies y su casa Farnsworth en muchos aspectos claramente identificables.

Cuando la doctora Farnsworth encargó este espacio de retiro no imaginó hasta dónde era capaz Mies de llegar en su materialización de conceptos. Tras su construcción el proyecto desembocó en un juicio por mala praxis. La casa era una casa inhabitable para la doctora Farnsworth que aún así la ocuparía durante 21 años. El nivel de exposición al exterior, lo sintético de su espacio e interiorismo la convirtieron en un ejemplo de fracaso a la luz de los estándares de la época. Muchos años después este espacio sería finalmente reconocido como lo que siempre fue: un caso de estudio.

La Hadas es un espacio por el que se transita en cortos tramos de tiempo y con fecha de caducidad establecida desde el principio. Al igual que Farnsworth, se expone sin prejuicios al exterior y es tremendamente sintético en su interior. Al contrario que Mies, cenlitrosmetrocadrado no pervierte su premisa funcional y de adaptación al cliente, pero sí tiene ese halo de elemento innovador, icónico.

La economía de materiales también es un aspecto que las hermana, al igual que su interior, donde los elementos esenciales y el mobiliario determinan y delimitan cada espacio.

Interior de la casa Farnsworth

El aspecto modular y sistémico está presente en todo lo esencialmente modernista y tanto Farnsworth como Las Hadas no escapan a sus ventajas. Ambos espacios están abiertos al cambio dentro de una estructura recursiva, donde cada espacio podría ser susceptible de cambiar y adaptarse a nuevos usos mediante la recolocación de sus piezas y elementos. Una prueba de que lo preciso no tiene que suponer rigidez.

Pero lo más reconfortante de ambos espacios es su facilidad de comprensión: cómo acceder, circular y entender cada unidad espacial y su propósito de un vistazo, elimina incertidumbres y hace que la experiencia sea cómoda y amable.

Quizá para la doctora Farnsworth su casa no era algo que pudiese identificar como un hogar, pero para el futuro de la arquitectura supuso una fuente casi inagotable de aprendizajes: la conexión de la arquitectura con su contexto -especialmente el natural-, la apreciación en la economía de recursos, la planificación racional y funcional pero adaptable y dúctil. Todos estos conceptos forman parte ineludible de la arquitectura tal y como la conocemos hoy en día.

Nos podemos sentar en la plataforma de ambas construcciones y apreciar y valorar estas conexiones, o simplemente podemos hacer uso de esos espacios para lo que son. Sin duda nos permitirán hacer ambas cosas sin apenas esfuerzo ni resistencia.

La mayoría de posturas contrarias al modernismo le achacan su falta de “humanidad”, y si bien es cierto que en algunos casos esto es un defecto patente, en otros muchos es simplemente una cuestión de perspectiva. En estos espacios coexistimos con la calidez en la madera y la luz, con la belleza en el equilibrio y las proporciones, y con la sensibilidad en la economía y la atención al detalle.

Tal y como dijo una vez el diseñador Massimo Vignelli: “El modernismo nunca ha sido un estilo sino una actitud

Y en esa actitud reside el aspecto más humano posible: nuestra capacidad para alcanzar nuevos horizontes en la frontera entre lo racional y lo sensible.


· Arquitectura: cenlitrosmetrocadrado
· Fotografía: Roi Alonso
· Ubicación: Villaviciosa de Odón, Madrid
· Año: 2021



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