KITSUBI

La fascinación por lo imperfecto siempre nos acaba por pillar desprevenidos. Hay algo inusual en la belleza de un jardín sin cuidados que crece de manera caótica en un solar abandonado. Nos fascina el trazo humano de Picasso sobre el cristal, imitando la ingeniudad de un niño.

La mayoría de prácticas de meditación oriental se basan en alcanzar un estado cercano a la inacción, el ser a un lado del hacer, donde el equilibrio se encuentra cuando el ser y el entorno parecen convertirse en una sola cosa. De la misma forma, mediante la técnica japonesa del Kurinuki, el artesano persigue vaciar el interior de un cuenco al mismo tiempo que vacía su mente de cualquier pensamiento o intención. Esta es la técnica usada por Jorge Labandeira para lograr piezas de cerámica cuyo valor reside en la belleza de lo imperfecto, lo transitorio, lo incompleto.

Dejar ir, que las cosas sean, que sigan la corriente de la oportunidad y el capricho, puede llegar a ser una sensación tensa y difícil de asumir para muchos de nosotros. La pérdida de control y la deriva nos asustan. Pero de la misma manera que la idea de sumergirse en el océano puede resultar intimidante y sobrecogedora, una vez nos lanzamos nuestro cuerpo asume el cambio drástico de temperatura y nos sentimos en sintonía con el fortuito movimiento de las mareas. Y es entonces cuando sonreímos y nos sentimos libres.

La piezas de Kitsubi emanan una gran sensación de libertad creativa en la levedad y suavidad de su formología, al mismo tiempo que una tremenda profundidad en la pátina de sus texturas e imperfecciones. Parecen aludir a la suma de los tiempos, como si en ellas residiese el poso de millones de vidas vividas.

La huella de la intervención natural es como una herida que cicatriza y deja formas que parecen haber sido creadas por un material primigenio que conecta, en cierta manera, con lo cósmico y lo espiritual.

Como ocurre con la acuarela o la tinta, el dibujo se deja llevar por el proceso de transformación del líquido en materia y su trazo nos habla de futilidad, de lenguajes ignotos y huellas de una vida vivida al desnudo.

Jorge expone sus piezas a los elementos, abre siempre la puerta a la intervención fortuita del entorno y al paso del tiempo sobre la materia. Su colección emana de tradiciones muy lejanas y ajenas, sin embargo, est´an llenas de la dureza de nuestros espacios naturales, del patetismo de la vida humilde y abnegada. Recuerdan a las marcas de nuestras facciones, expuestas al trabajo en la tierra y el mar, que incluso parecen susurrar una cierta sensación de saudade y compasión.

Controlar la espontánea intervención de lo natural es una empresa inherentemente utópica. Por eso, en la práctica del wabi sabi se busca generar un estado mental dentro del acto creativo que genere una atmósfera donde no domine la voluntad. Abrazar el cambio y la oportunidad, no forzar ni intervenir, sino disociar la intención de la acción y dejar que todo ocurra sin resistencia. Suena inmensamente liberador, ¿no es cierto?


· Diseño: Kitsubi
· Fotografía: Jorge Labandeira



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